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y hondo y frío de la huerta,
que junto al muro se abre,
se cayeron las estrellas...
Yo las estuve mirando,
fijamente, desde afuera,
y, con un temblor de lágrimas
también me miraban ellas...
Entre las grandes hay unas
chirriquititas, que apenas
abren sus ojos azules,
redonditos como cuentas...
Madre: la culpa de todo
la tiene la molinera;
dejó sin tapar el pozo
cuando se paró la rueda,
y atraídas por el mágico
hechizo del agua quieta,
fueron cayendo, una a una,
las estrellitas viajeras...
Madre: con el cubo grande
con que regamos la huerta,
me voy a pasar la noche
sacando estrellas...
-No, hijo, en el pozo negro
deja en paz las aguas quietas,
si las mueves en el cubo,
ya no verás las estrellas.
¡Las estrellas no se tocan:
sólo se ven...y se sueñan!
Rubén C. Navarro
1 comment:
Ahh me encanta este poema..me acuerdo ke ia me lo habias enseñado...ahh y eso de las estrellas me recuerda ke hace poco vi una lluvia de estrellas fugaces Oh si! ke bonito :D
pekeña cuidate!! te kiero!
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